CENTRO SOCIOCULTURAL “GARCÍA DE LA HUERTA”
Ubicada en un edificio del siglo XIX, en la calle
Huelva nº 14, nos encontramos con la Casa de la Cultura de Zafra. Centro
Sociocultural que lleva el nombre del poeta y dramaturgo español, nacido en
Zafra, Vicente García de la Huerta (1) y Sede de la Universidad Popular de
Zafra.
La mansión, propiedad de la familia Martínez-Salazar, fue adquirida por
el Ayuntamiento de Zafra en 1982.
Una antigua vivienda de grandes proporciones,
remodelada hacia 1860 y transformada hoy en día en la Casa de la Cultura.
En su interior, nos recibe un hermoso patio que
da acceso a las distintas habitaciones, decorado con arcos de medio punto, con
una fuente de mármol en el centro. El bello patio es de corte clásico con
galerías sustentadas por columnas de mármol en dos estilos. Construido en el
siglo XIX, aproximadamente en los años que fue derribado lo que quedaba del
Convento de San Benito, es presumible que estas series de columnas provengan de
los restos de aquel monasterio franciscano.
Destaca el mirador de hierro forjado característico
del urbanismo zafrense del siglo XIX y principios del XX.
Según nos cuenta el zafrense Blas Toro Fernández
en su libro “Urbanismos y Arquitecturas Aristocráticas y de Renovación Burguesa
en Zafra (1850 - 1940)” editado en 1994:
En general, el emplazamiento donde se
alberga esta construcción se define por la homogeneidad del diseño de las fachadas
en toda la calle Huelva, con artísticos cierres o miradores de hierro y
cristal. Este elemento, decorativo, se impuso con fuerza en el siglo XIX y
principios del XX apareciendo muy repetidos en la localidad.
La fachada se divide en calles con un cuerpo de
remate en el que se acentúa la decoración con jarrones cerámicos sobre
pedestales y paño de baranda ciego.
A diferencia de otros edificios para viviendas de
Zafra, donde predomina el eclecticismo en la arquitectura, tendencia basada en
la mezcla de diferentes elementos aunando todos ellos en conjunto (estilos y
épocas de la decoración), esta vivienda no sigue propiamente ningún estilo ni
eclecticismo. Destaca por su simetría, el volado de ventanas y la escasa
ornamentación que se resume en un cornisamento que sirve de transición a un
paño ciego, en lo más alto de la fachada, donde se suelen apoyar imitaciones de
jarrones cerámicos característicos de esta arquitectura zafrense.
(1)
Vicente García de la Huerta.
Zafra (Badajoz), 1734 – Madrid, 1787. Dramaturgo y poeta español. Trabajó en la
Biblioteca Real, como archivero del Duque de Alba. Bajo la protección del duque
de Alba, ingresó en la Academia Española, de la Historia y en la de San
Fernando. Utilizó el seudónimo de Francisco Lelio Barriga. Pasó diez años como
preso político en la colonia de Orán, como consecuencia de unas coplas
satíricas que escribió y dirigió contra el conde de Aranda. En este cautiverio
escribió su más destacada obra, su tragedia más famosa Raquel, estrenada en
Barcelona en 1775, está considerada como la mejor muestra del teatro neoclásico
español. obra dramática más importante del siglo XVIII español y que se atiene a las
reglas dramáticas neoclásicas. A pesar de que García de la Huerta era un
defensor de los principios neoclásicos, Raquel consta de tres actos y no de
cinco, como marcaba la preceptiva, los personajes están dotados de gran fuerza
y pasión, aunque no sea para dar más importancia a la acción. Se estrenó en
Barcelona en 1775 y en Madrid en 1778; su argumento es el trágico amor de una
judía de Toledo por Alfonso VIII y el asesinato de la misma a manos de los
vasallos del Rey.
Más
tarde, García de la Huerta fue desterrado a Granada y sufrió siete nuevos años
de presidio, tras lo cual se trasladó a Madrid, donde pasó estrecheces
económicas.
Publicó
también Agamenón vengado, adaptación de la Electra de Sófocles, y tradujo a
Voltaire. Otras obras suyas Tragedias y Odas poéticas, Biblioteca militar española. Editor de
una poca acertada antología del teatro español en 16 volúmenes (Teatro español,
1785-1786), se le reprochó su supuesta falta de formación intelectual. Durante toda su vida estuvo envuelto en frecuentes
polémicas y fue objeto de sátiras por parte de sus contemporáneos. A pesar de
su escasa obra poética, parte de la crítica considera a García de la Huerta un
destacado precursor del romanticismo español, debido a la fuerza de carácter
que imprimió a sus personajes, algo alejados ya de la normativa clasicista.
Placa en Calle Almendro
Vicente García de la Huerta en la Real Academia Española
El 20 de mayo de 1760
ocupaba su asiento en la RAE el erudito y escritor Vicente García de la Huerta,
que había sido admitido como supernumerario cinco años antes, el 27 de febrero
de 1755.
Nacido en Zafra
(Badajoz) el 9 de marzo de 1734, García de la Huerta estudió Gramática y
Artes en la Universidad de Salamanca y en 1755, a los veintiún años,
publicó su primera obra, el poema heroico Endimión, dedicado
al duque de Huéscar. García de la Huerta fue una personalidad muy destacada en
el mundo de las letras del siglo XVIII; tras estudiar en Salamanca se
estableció en Madrid como archivero de su amigo y protector Fernando de
Silva Álvarez de Toledo, duque de Alba, director de la RAE desde 1754 hasta
1776.
En 1766 viajó a París
acompañando al duque, donde escribió coplas y cartas jactanciosas que
provocaron el enojo del conde de Aranda y que le valieron el destierro al Peñón
de Gibraltar primero y a Orán (Argelia) después, donde permaneció hasta el
ministerio de Floridablanca en 1777. En el destierro dio forma a su tragedia Raquel,
estrenada en Barcelona en 1775 y en Madrid en 1778. Defensor acérrimo de los
valores éticos y estéticos del siglo anterior, con Raquel García de la
Huerta volvía a ensalzar los esquemas clásicos y los valores heroicos del
teatro tradicional.
Entre 1785 y 1786
publicó los dieciséis volúmenes de su obra Theatro hespañol, donde
compiló una antología de comedias españolas del Siglo de Oro y de principios
del siglo XVIII y en cuyo prólogo arremetió contra el clasicismo
francés y sus seguidores. García de la Huerta - «de natural altanero y
soberbio» (La Real Academia Española, p. 67) - se granjeó una vez más
los abucheos de la crítica, entre los que figuraban autores de la talla de
Jovellanos, Forner,
Moratín e Iriarte.
Sin embargo, pese a
las críticas que siempre lo acompañaron, el académico cosechó numerosas distinciones
y fue elegido miembro, además de La Real Academia Española, de las Reales
Academias de la Historia, de la de Bellas Artes de San Fernando y de la de
Buenas Letras de Sevilla.
En la RAE asistió a
casi todas las juntas académicas y se encargó, junto a Blas Nasarre, de la compra
de la biblioteca particular del primer secretario, Vicencio
Squarzafigo, tras su muerte en 1737. Aquella adquisición
supuso un hito para la Academia que destinó, desde entonces, una cantidad de
trescientos ducados a sus presupuestos para la adquisición de libros.
Vicente García de la
Huerta murió en Madrid el 12 de marzo de 1787, tras haber ocupado el sillón N
de la RAE durante veintisiete años.
- La Real Academia Española, 1999, Alonso
Zamora Vicente (p.67- 68).
Nuria Biosca